Cumpliendo, con mucho gusto, lo que se me encargó desde el periódico “Mondoñedo” escribo humildemente estas letras. 
Especialmente desde su reedificación, en el Seminario de Mondoñedo, se ha enseñado por destacados profesores la instrucción primaria, latinidad, filosofía y teología. Siempre fue muy acreditado en sus estudios y con ello le favoreció su situación en Mondoñedo, por ser esta una Ciudad céntrica de la gran Comarca imaginaria que formaban núcleos  poblacionales como Ferrol, Ortigueira y Puentes de García Rodríguez, de la provincia de A Coruña; Navia, Luarca, Tapia, Castropol, Figueras y La Vega de la de Asturias; y Viveiro, Ribadeo, Fonsagrada y Vilalba, de la de Lugo; cuyas poblaciones y sus rurales adyacentes, enviaban al Seminario a sus hijos, contribuyendo a completar más de cuatrocientos estudiantes anualmente, que le llevó a ser conocido por la Universidad de Mondoñedo; equidistante más de 100 Kilómetros de las Ciudades Universitarias de Oviedo y Santiago (en aquellos tiempos no había en Lugo). 
Confirman los libros de matrícula y en las guías figuran algunos ilustres nombres de aquellos alumnos que luego fueron generales del ejército, magistrados civiles y eclesiásticos, consejeros de la corona, individuos del parlamento, que ha prestado servicios a la Patria. Por eso Carlos III y sus sucesores, atendidas las precedentes razones, y  considerando al Seminario, conocieron que éste ya no debía, según el concilio tridentino, limitar el beneficio de la enseñanza a los propiamente seminaristas; y así ordenaron por repetidas reales cédulas que los cursos de filosofía hechos allí por los alumnos externos, fuesen también incorporables para todas las carreras en todas las universidades del Reino. Hemos tomado datos de un Diccionario de Historia de España del siglo XIX, o mejor de unas fotocopias de él que nos ha enviado hace algún tiempo un amigo, conocedor de que nos entusiasma saber cosas de nuestra querida Ciudad de Mondoñedo, (Gracias amigo).-
Destacamos y sacamos a la luz que entre aquellos alumnos pasó por el Seminario de Mondoñedo el prestigioso abogado de Vilalba, don Francisco Roca Agras, que lo dejó a punto de terminar la carrera de cura y se matriculó en la Universidad de Santiago , para alcanzar licenciarse en Derecho. A este señor Letrado cuando empezó a ejercer en el Partido Judicial de la citada Vilalba quizás le pusieron palos en las ruedas con trato “afectivo” recibido de  algún funcionario que informaba a favor de otros abogados. Pero su incansable lucha y trabajo, con su sabiduría e inteligencia, le colocaron con fama de ser un excelente abogado y de ahí que llegara a defender a la mismísima Lolita Flores, por incumplimiento de contrato de ésta con la sala de fiestas Hermo de Muimenta, término municipal de Cospeito. Me voy a permitir, porque con toda seguridad que Paco me autoriza, relatar una anécdota de este buen amigo y excelente profesional. Pasó que en las primeras Elecciones democráticas de nuestra entrañable Patria y siendo Alcalde de Vilalba el Sr. Roca y nosotros Secretario de la Junta Electoral de Zona de la misma Vilalba, este amigo me comentó, quizás con el cariño de que aún era un mozo, “non te metas nunca en Política, Lorenzo”, “o que se mete en Política é que non vale para outra cousa”. Sorprendentemente en las siguientes Elecciones Municipales convocadas, las primeras de la actual Democracia, año 1.977, don Francisco Roca Agras presentó lista, encabezándola, para alcaldable, por uno de los Partidos políticos de ámbito nacional. ¡Los amigos le comprometieran! Permítanme que valgan estas líneas como un pequeño y humilde homenaje a don Francisco Roca Agras, ex alcalde de mi más querida Villa de Vilalba.
El antiguo y prestigioso seminario dicho (el tercero que se fundó en España “por la conveniencia de fundar un colegio de los que el Concilio Tridentino –citado- decretaba establecer en cada cabeza de obispado”) tuvo distintos enclaves desde su creación en 1.583. Entre 1770 y 1775 se levanta gran parte del actual edificio, que vivirá distintas remodelaciones y ampliaciones (tengo el honor de haber presenciado una de cierta importancia) hasta alcanzar las dimensiones con que cuenta hoy. Lleva el nombre de Santa Catalina. Su fachada es de pizarra oscura con dos pequeñas torres en los extremos. En el centro se levanta un pequeño frontón que culmina con una imagen de Santa Catalina. Hacia la izquierda se levanta la capilla de 1.954 (ampliación que se dijo que presenciáramos). En su interior conserva una biblioteca que fue pública con 25.000 volúmenes entre los que destacan 28 incunables y un manuscrito de finales del Siglo XIII.
De la manera citada, así pues, funcionó la “Universidad” de Mondoñedo. Así lo opino.
 
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo


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