Retomando mensajes de hombres tan importantes como el presidente Kennedy o como los presidentes españoles Suárez y Fraga, permítasenos, proponemos a Mondoñedo y a todos los mindonienses un nuevo horizonte y una nueva ilusión.
Mondoñedo ya es una tierra culta indiscutiblemente, pero puede ser, al mismo tiempo, una tierra moderna y próspera, basándonos en nuestra destacada Historia con su patrimonio excepcioanl, su enclave geográfico y en su equilibrio económico y social que nos demostraron nuestros promotores y empresarios destacados como don Eladio Lorenzo García (q.e.p.d.), don Isidro Otero García, los hermanos señores Hermida, los también hermanos señores Costiña, los socios don Sisinando y don José fundadores de Bagema, entre otros también de rango, así como en una solidaridad que en muchas ocasiones demostramos, como en los casos de los  sobresalientes organizadores de nuestro Mercado Medieval y de nuestras San Lucas, recién finalizadas, que han sido llevados a buen fin, con la magistral acción de aquellos organizadores, difíciles de igualar.
Si queremos, lo logramos entre todos, con nuestro esfuerzo y tenacidad, como tenemos demostrado con la aportación popular para comprar los terrenos para el Complejo Deportivo Viñas Da Veiga, o para comprar los terrenos del edificio del Mercado, que nos sacó a la luz nuestra también iniciativa y nuestra solidaridad, demostrando ser poseedores del equilibrio y del sentido común para las hazañas.
Nuestro querido Mondoñedo, con su comarca, del actual Siglo XXI que estamos iniciando, requerirá un esfuerzo de todos y solidaridad. No podrá ser una labor de unos pocos. Solo será posible si los mindonienses nos damos cuenta de la conciencia de nuestra fuerza, y si todos nos echamos hacia adelante y en especial si le devolvemos a nuestro Mondoñedo la ilusión.
Tenemos que enterrar la apatía (no podemos tener esa abulia de que Mondoñedo no tiene nada. No es cierto), el escepticismo y la crítica destructiva, que incluso usamos entre los vecinos para hacernos daño los unos a los otros, cuando somos hermanos, porque nacimos en la misma maravillosa tierra.     
Hay que potenciar nuestro orgullo de haber sido capital de una de las siete provincias del antiguo Reino de Galicia y de haber tenido en nuestra Ciudad la Audiencia Provincial, orgullo de ser mindonienses y el honor de haber nacido en esta tierra cultivada de cultura por todas partes, gracias, quizás,  a lo que sueltan las paredes y las aulas de nuestro Seminario de Santa Catalina.  
Mondoñedo se puede colocar entre los primeros pueblos de A Mariña (no olvidemos que fue el más importante de esta comarca), e incluso de la provincia de Lugo, como lo fue en tiempos pasados, y lo puede hacer por medio de un milagro que no será otra cosa que la expresión del esfuerzo y la tenacidad de los mindonienses que asuman y gobiernen  su futuro, que nadie nos lo va a regalar (aún estamos esperando la discriminación positiva de cuando el cierre de Ecar), por lo que tenemos que ampliar voluntad, tenacidad e inteligencia, decisión y espíritu de sacrificio.  Será un futuro en el que no se gobierne con mediocridad, en el que no impere el nepotismo (que los políticos no empleen a su Familia), el conformismo. Un futuro que se consiga en la forma en que quepamos todos y seamos capaces de convenir, de practicar la tolerancia y el respeto mutuo. 
Y este es el espíritu del nuevo Mondoñedo que queremos, creemos nosotros. 
Y desde ya les solicitamos a todos los sectores sociales y económicos su colaboración, sus iniciativas y sus sugerencias, aunque no vengan del mismo Mondoñedo, porque fuera de él queremos tener amigos de Mondoñedo. 
Porque como se dijo, repetimos que el futuro de Mondoñedo no es labor de unos pocos. Solo será posible si existe una integración de todos los sectores sociales.
Y pedimos que no se practique, por nadie, una política arrogante ni intransigente, pues eso no implica debilidad, como diría el señor Fraga, quien también dijo, como ya lo dijera el señor Suárez, que todos reconozcan que nadie tiene el monopolio de la verdad.   
Y se debe implicar también en el futuro de Mondoñedo la Oposición presentando iniciativas y sugerencias que puedan formular.
Lo importante es Mondoñedo y Mondoñedo exige que pensemos sobre todo en él.
Y vayamos terminando, porque este escrito parece el discurso de investidura de un político. 
Y ponemos punto y final pidiendo diálogo y ofreciendo nuestra humilde e insignificante colaboración y solidaridad. Todo esto, Mondoñedo quiere. Así lo opino.
 
LORENZO ARES ROBLES - Mondoñedo


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