Pena do UntoDebemos comenzar narrando la historia de Mondoñedo en la Edad de Bronce, época de la que se conservan dólmenes, petroglifos, o incluso, la Pena do Unto, antiguo altar de sacrificios humanos situado en el Couto da Recadieira.

Mondoñedo posee una importante cultura castreña, ya que son muchos los restos de los castros que aparecen en el municipio. Son ejemplos de castros mindonienses el de Os Castelos de Viloalle, el de Santa María Maior, o el de Zoñán, entre muchos otros.

Se conservan en Mondoñedo restos de calzadas romanas, así como de bronces de Marco Aurelio y de Adriano, lo que deja clara la presencia de los romanos en la ciudad. En esta época, el núcleo de población se debió encontrar en el actual barrio de Os Castros, que luego se desplegaría a tierras más bajas.

Castro de Zoñán
Otro hecho importante será el origen de la diócesis, que seguramente se produce en el siglo V con la llegada de un grupo de bretones fundadores de la diócesis britoniense.
El auge de Mondoñedo comienza en 1117, cuando se instala en Vilamaior la sede de la diócesis. Tambien colabora en este auge Alfonso VII, quien en el año 1156 eleva el municipio a la categoría de ciudad.
En 1182, Fernando II decide trasladar la diócesis a Ribadeo, pero esta regresa de nuevo a Mondoñedo en torno a 1230, época en la que comienza a construírse la catedral.


Por el año 1320 se levanta una muralla para cerrar la ciudad, la cual con sus 850 metros de perímetro evitaba la entrada de pestes y protegía las riquezas de la ciudad. No tardaría mucho la ciudad en crecer fuera de la muralla, pero este crecimiento se irá frenando a comienzos del siglo XV, siglo de Pardo de Cela, en el cual la ciudad vivirá un periodo agitado.

En el siglo XVI, Mondoñedo vuelve experimentar un importante auge, que hace crecer la ciudad casi un 150 por ciento. Este hecho coincidirá con la formalización de las Juntas del Reino y la consiguiente constitución de Mondoñedo como capital provincial.
Será en el siglo XVIII cuando Mondoñedo despliegue su más intensa actividad urbanística, por aquel entonces se construyen los conventos de la Alcántara y la Concepción, el actual edificio del Hospital, o el palacio episcopal de Masma.

La desaparición de las industrias y el apego por las estructuras agrarias en el siglo XIX, hacen que Mondoñedo entre en una cierta decadencia.
En 1825 la ciudad suma a sus títulos de "muy noble y leal" el de "fiel ciudad" a cambio de la titularidad provincial, lo que desembocaría en la pérdida de competencias administrativas y en decadencia económica.